Cómo nace Bispenser, el primer salero 100 % de cartón. Historia de una innovación.

Los países escandinavos siempre has estado a la vanguardia en las cuestiones relativas a la sostenibilidad medioambiental. En 2013, la empresa sueca Hanson&Möhring, productora de sal bajo la marca Falksalt y líder en su mercado, nos contactó para realizar un prototipo de salero 100 % de cartón.

El nuevo salero «ecológico» debía sustituir el clásico cilindro de plástico usado por la empresa hasta ese momento. Para hacerlo, era necesario replicar en una caja de cartón y del modo más fiel posible los dos sistemas de apertura con sus respectivas funciones. Había que incluir, por un lado, un sistema de apertura con orificios de gran tamaño para garantizar un flujo abundante durante el uso en la cocina y, por otro lado, un segundo sistema de apertura con un flujo menor y dotado de esparcidor para el uso en la mesa.

La dosificación de sal con flujo abundante no suponía ningún problema para nosotros. Bastaba con colocar en un lado de la caja de cartón nuestro histórico pico vertedor Pac Spout, nacido tras la Segunda Guerra Mundial para responder justamente a exigencias de dosificación y conservación de la sal.

El verdadero desafío era encontrar una alternativa válida al segundo sistema de apertura con dosificación de mesa.
Para la industria del cartón aún es imposible crear un troquel capaz de replicar fácilmente orificios de pequeño tamaño.

Además, teniendo en cuenta la composición química de la sal que hace que al entrar en contacto con la humedad tienda a compactarse, también era necesario que el sistema de apertura se pudiera volver a cerrar para poder conservar el producto debidamente, protegiéndolo del aire y de los agentes externos. ¿Cómo lograrlo?

Dosificar la cantidad exacta de sal en 3 segundos

Este fue el planteamiento del que partimos.
En una primera fase de test, realizamos una serie de prototipos con un único sistema de apertura de dimensiones reducidas, pero suficientemente grande para poder ser luego reproducido por los fabricantes de cajas de cartón, con el fin de evaluar cómo influye la amplitud del orificio en el caudal del flujo en el lapso de tiempo indicado para el producto usado por el cliente.

Una vez determinado el coeficiente para dosificar la cantidad de producto deseada, quedaba entender cómo hacer para que la dosificación de la sal de mesa se produjera de manera esparcida.

Pronto nos dimos cuenta de que nuestro clásico pico vertedor era perfectamente capaz de esparcir los granos de sal sobre el plato, sustituyendo sin lamentos los pequeños orificios de los tradicionales saleros de plástico. Con esto, además, el rígido movimiento vertical sería sustituido por un movimiento de oscilación lateral de la mano del consumidor más delicado y natural, mejorando la experiencia de usuario.

Por otro lado, pudimos comprobar que esta nueva solución, además de a diversos tipos de sal con diferente granulometría, se adapta a especias de distintas formas y dimensiones, como el tomillo o el romero en hojas.
Puesto que el orificio de dosificación se puede adaptar a cualquier tipo de producto, una misma empresa con productos diferentes puede pedir fácilmente a su fabricante de cajas de cartón de confianza un orificio personalizado que ofrezca una dosificación de cada producto adecuada a las exigencias de los consumidores.

Por último, además de las ventajas anteriormente expuestas, hemos calculado un ahorro en los costes logísticos y de transporte de las cajas de cartón en plano con respecto a los cilindros preformados, antes del llenado, de 1 a 10.
No es poco, ¿no?

Finalmente, tras unos 12 meses entre las fases de test y las comprobaciones de la oficina de patentes, presentamos la patente bajo el nombre de Bispenser, el sistema de dosificación de mesa práctico, ecológico e innovador.
Nos sentimos contentos, gracias a la confianza depositada en nosotros por nuestro cliente, de haber podido aportar nuestra contribución personal a la innovación del sector del packaging, por un mundo más sostenible.